Depósito a la vista, a plazo y de ahorro

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A la vista, a plazo y de ahorro son los tres principales depósitos bancarios en los que podemos guardar nuestro dinero y recibir un cierto interés. Son conceptos simples pero que, habitualmente, se escapan al común de los mortales, entre otras cosas, porque muchas veces no tenemos por qué saberlo. Sin embargo, como ya hemos comentado en artículos anteriores, la crisis nos ha hecho aprender a la fuerza. Estas son las principales características de un depósito a la vista, a plazo y de ahorro.

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Depósitos a la vista

Casi todos leemos depósitos a la vista y no tenemos muy claro a qué se refieren. ¿A que está mucho más claro si nos referimos a cuentas corrientes? Eso es, exactamente, un depósito a la vista: una cuenta bancaria de las que llevamos usando toda la vida.

Son de sobra conocidas las principales características de las cuentas corrientes. El cliente puede ingresar dinero en el momento que quiera y disponer de él con la misma libertad temporal. En ocasiones, cada vez menos, el banco otorga un interés por guardarlo. Sin embargo, como decimos, esto suele ser, desgraciadamente, lo menos habitual en los últimos tiempos. Es más común que paguemos unas desproporcionadas comisiones. Pero eso es otro tema.

Depósitos a plazo

En los depósitos a plazo el cliente entrega una cierta cantidad a la entidad y al cabo de un tiempo la recoge con los intereses pactados. Obviamente, el dinero que ganemos dependerá de lo invertido. En la actualidad hay multitud de productos de este tipo y, en algunos casos, desde 1.000 euros podemos rubricar el contrato.

El cobró de los intereses se producirá al finalizar el plazo o, si así lo estipulan las condiciones del depósito, de manera periódica. Además, es habitual que en este tipo de contratos se pueda recuperar el dinero, si así lo estimamos conveniente, antes de su término. Lo habitual es que se permita, pero con una penalización.

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Depósitos de ahorro

Son muy similares a los depósitos a la vista, es decir, a las cuentas corrientes. La única diferencia estriba en la palabra “ahorro”. Como ésta indica se supone que estos productos se contratan con el objetivo de guardar algo de dinero. Por ello es habitual que la entidad bancaria no dé demasiadas facilidades para obtener el dinero. No hay tarjetas ni se pueden domiciliar recibos y, normalmente, están sujetos a un tipo de interés algo más decente.

Depósito a la vista, a plazo y de ahorro. En un principio pueden resultar desconocidos, pero todos sabemos qué son.

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