Préstamos entre particulares, cómo realizarlos

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En las familias no hay dinero. Al menos no el que había antes. Cada vez cuesta más afrontar ciertos pagos y debemos recurrir a ayudas externas. La opción de solicitar un crédito bancario siempre está ahí, pero, en ocasiones, es peor el remedio que la enfermedad. Las ofertas de las entidades dejan mucho que desear y suelen estar repletas de comisiones. Al final optamos por lo que se ha hecho toda la vida: pedirle dinero a un amigo o a un familiar. Pero queremos hacerlo legal. No vale con un apretón de manos. Hablamos de préstamos entre particulares.

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Aunque la persona que nos vaya a prestar el dinero sea de confianza, es importante demostrar, de alguna manera, que vamos a devolvérselo. Seguramente él diga que da igual, pero, como se suele decir, “lo bien hecho, bien parece”. Para el prestamista, quizás, no sea más que un trámite que nosotros, los prestatarios, nos hemos empeñado en llevar a cabo. En nuestro caso, sin embargo, se trata de una manera de hacer las cosas bien y agradecer, desde la más estricta legalidad, a esa persona el favor que nos está haciendo.

¿Cómo se hacen los préstamos entre particulares?

  1. Queremos incurrir en los menos gastos posibles. Es lógico. Por lo tanto, no iremos a un notario sino que haremos un contrato privado.
  2. Llevaremos el documento a la agencia tributaria para que le otorguen la oficialidad precisa. Además, si hay intereses (aunque si somos amigos no suele suceder) hay que mencionarlo para que se apliquen los impuestos correspondientes.

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Estos dos pasos son los únicos necesarios para formalizar préstamos entre particulares. Nada más. Obviamente, lograr un préstamo de una persona conocida siempre será mejor que recurrir a un banco. El problema, generalmente, es encontrar a alguien que quiera, y pueda, dejarnos la cantidad de dinero que precisamos.

Pero si lo logramos, todo será mucho más fácil. Nosotros mismos estableceremos el plazo de devolución, los intereses (si los hubiere) y las cantidades que devolveremos periódicamente. En definitiva, todas las cláusulas que vienen impuestas por el banco y que debemos acatar sí o sí.

Dado lo habitual, en los últimos tiempos, de estos préstamos entre particulares, han aparecido diversas webs en las que se pueden formalizar. Ya sabemos que si hacemos algo en la red y queda registrado, parece que todo es mucho más oficial. Lo importante, más allá de que vayamos a un notario, o de que lo formalicemos en Internet, es, por supuesto, tener la buena voluntad de devolverlo.

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